“Eso es que no sabes”,
“claro es que ya estás en el suelo media hora antes de pisar la nieve”,
“¿como te va a gustar? Si tienes la flexibilidad de un pingüino!!”,
“pues bien que te gustan los granizados!!”,
“si es muy fácil, mirame a mí”,
“no te gusta solo por llevarme la contraria”,
“a mi tampoco me gusta tu barriga y bien que me aguanto”,
“eso es porque tienes vértigo y te asusta el telesilla”,
“vaya tío flojo que le tiene miedo a cuatro resbalones”
En cuanto tenga un ratillo (al menos seis minutos y treinta y dos segundos) me acerco al Notario y me hago una declaración jurada de que no me gusta esquiar y punto. Y punto es que me corroen las neuronas tener que levantarme a las 5 de mañana para disfrutar (gran contradicción en sí misma) de un día de esqui. Y punto es que en un razonamiento lógico no entra que tengas que ir a un sitio a 10 grados bajo cero a pasarlo bien y a disfrutar. Y punto es que eso que dicen de que la nieve es blandita...y una leche!!. Y punto es que existe la alternativa de quedarte en el bar, pero cuando ya llevas 4 horas en la terraza del bar mientras los demás esquias ya te has tomado tres cervezas, cinco bolsas de patatas, dos de quicos, una regaliz, has cantado mantras mirando al sol, te has leido la trilogía de Milenium, has echado una cabezadita.........y todavía faltan dos horas para que esta gente dejen de resbalarse. Y punto es no poner cara de extasis cuando te quitas las botas de esqui y te pones los descansos (“ay que ganas tenía de quitarme las botas”...”Jolín nadie te ha obligado a ponertelas eh!, eh!, eh!”). Y punto es que se te quede la cara bronceada como un Miró, unas partes sí y otras no (los mofletes y la nariz como Obama, el cuello y los ojos como Iniesta). Y por último y punto es que no le encuentro la gracia a subirte a unos cacharritos para que te suban y luego tú bajas y luego te suben y luego tú bajas y luego te suben y luego tú bajas (por no hablar del precio del forfait, la primera vez pensé que al marcharnos te podias llevar el telesilla para hacer un balancín en el jardín).
Mejor voy a hacer un grupo en Facebook Si te digo que no me gusta esquiar, por Dios, creeme!! Me va a salir más barato que el Notario y mira tú, si se apunta alguien, siempre nos quedará aquello de mal de muchos consuelo de tantos.
“claro es que ya estás en el suelo media hora antes de pisar la nieve”,
“¿como te va a gustar? Si tienes la flexibilidad de un pingüino!!”,
“pues bien que te gustan los granizados!!”,
“si es muy fácil, mirame a mí”,
“no te gusta solo por llevarme la contraria”,
“a mi tampoco me gusta tu barriga y bien que me aguanto”,
“eso es porque tienes vértigo y te asusta el telesilla”,
“vaya tío flojo que le tiene miedo a cuatro resbalones”
En cuanto tenga un ratillo (al menos seis minutos y treinta y dos segundos) me acerco al Notario y me hago una declaración jurada de que no me gusta esquiar y punto. Y punto es que me corroen las neuronas tener que levantarme a las 5 de mañana para disfrutar (gran contradicción en sí misma) de un día de esqui. Y punto es que en un razonamiento lógico no entra que tengas que ir a un sitio a 10 grados bajo cero a pasarlo bien y a disfrutar. Y punto es que eso que dicen de que la nieve es blandita...y una leche!!. Y punto es que existe la alternativa de quedarte en el bar, pero cuando ya llevas 4 horas en la terraza del bar mientras los demás esquias ya te has tomado tres cervezas, cinco bolsas de patatas, dos de quicos, una regaliz, has cantado mantras mirando al sol, te has leido la trilogía de Milenium, has echado una cabezadita.........y todavía faltan dos horas para que esta gente dejen de resbalarse. Y punto es no poner cara de extasis cuando te quitas las botas de esqui y te pones los descansos (“ay que ganas tenía de quitarme las botas”...”Jolín nadie te ha obligado a ponertelas eh!, eh!, eh!”). Y punto es que se te quede la cara bronceada como un Miró, unas partes sí y otras no (los mofletes y la nariz como Obama, el cuello y los ojos como Iniesta). Y por último y punto es que no le encuentro la gracia a subirte a unos cacharritos para que te suban y luego tú bajas y luego te suben y luego tú bajas y luego te suben y luego tú bajas (por no hablar del precio del forfait, la primera vez pensé que al marcharnos te podias llevar el telesilla para hacer un balancín en el jardín).
Mejor voy a hacer un grupo en Facebook Si te digo que no me gusta esquiar, por Dios, creeme!! Me va a salir más barato que el Notario y mira tú, si se apunta alguien, siempre nos quedará aquello de mal de muchos consuelo de tantos.
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