Lástima de aquella gente que necesita gritar en su blog para sentirse hacerse oir, que no escuchar. Lástima de aquella gente que arde en deseos de ver sus iras por escrito para que estas se conviertan solo en eso, en iras por escrito. Lástima de aquellos personajes que abren velas con los sollozos, los suspiros y los lamentos del projimo y riegan sus tierras con las lágrimas del dolido, porque no ven que los sollozos y la lágrimas son propiedad de todos, incluso de los personajes. Por más que grites, por más que escribas, por más de hables no olvides siempre una máxima: Me podrás obligar a oirte, pero jamás podrás obligarme a escucharte. Ahora vas y lo cascas. Lástima que tengo las patatas al fuego y se me pegan, que si no me ibas a oir!! (que no a escuchar).
No por más gritar, no por más escribir, no por más tener ansias de micrófonos se tiene más razón. Cuando la cercanía al herido se convierte en interés al herido no se le cura, se le utiliza. Y las heridas tardan más en curar cuando se le cura y se le hurga a la vez.
Un abrazo. Llama cuando llegues. Manolo
0 comentarios:
Publicar un comentario